sábado, 17 de agosto de 2013

El gas de esquisto, la gran estafa (1a parte)


En esta ocasión les presento la primera parte de un artículo del profr. Nafeez Mosaddeq Ahmed, Director del Instituto para la Investigación en Políticas y Desarrollo de Brighton en el Reino Unido, que se intitula El gas de esquisto, la gran estafa. Este artículo que apareció en francés en el prestigiado periódico mensual Le Monde Diplomatique (http://www.monde-diplomatique.fr) fue publicado en la edición de marzo de 2013.

Ya en varias ocasiones les hemos hablado del gas de esquisto o de lutitas mejor conocido como Shale gas. De hecho, en la emisión nº 39 de La Bastilla Mexicana del 20 de julio de 2013 se abordó sobre todo el aspecto contaminante inherente a la explotación del gas y el aceite de esquisto (si se la perdieron escúchenla en el spreaker de nuestra página FB: https://www.spreaker.com/user/5746161/la_bastilla_mexicana_39). 


También pueden profundizar acerca de las consecuencias ambientales de la explotación de este gas viendo el documental Gas land realizado por la cadena franco-alemana Arte, disponible en la dirección siguiente:




Sin embargo, el presente artículo aborda otro tipo de riesgo igual de grave y peligroso que el ecológico: el riesgo relacionado con la especulación financiera internacional que este tipo de yacimientos está provocando. Y quiero subrayar la gravedad del asunto porque me parece que el gobierno mexicano ya logró hacer creer a la población mexicana que, con o sin reforma energética, tenemos que implicarnos en la explotación del gas de esquisto. Mientras en países como Francia, que es la cuarta economía más importante del mundo, la explotación e incluso la exploración en torno al gas de esquisto está prohibida. En México sin informar a la población ya se decretó que la explotación del Shale gas es un objetivo estratégico para México y la famosa Reforma lo toma como pretexto para las modificaciones constitucionales.




El gas de esquisto, la gran estafa*



Energía barata contra contaminación prolongada: En los Estados- Unidos, el dilema relativo a la explotación del gas y petróleo de esquisto no le ha quitado el sueño ni a los industriales ni a los poderes públicos. En menos de una década, estos nuevos recursos habrían orientado a los Estados – Unidos, hacia el crecimiento, dopado el empleo y restablecido la competitividad. ¿Y si esta “revolución” no fuese más que una burbuja especulativa a punto de estallar?

Por Nafeez Mosaddeq Ahmed **
Versión al español de Sergio Avalos

Si damos crédito a los títulos de la prensa norteamericana que predicen un auge económico debido a la “revolución” del gas y del petróleo de esquisto, el país vivirá una suerte de “fiebre del oro negro”. El reporte “Perspectivas Energéticas Mundiales 2012” de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) anuncia, en efecto, que para 2017, los Estados Unidos le quitará a Arabia Saudita el lugar de primer productor mundial de petróleo y accederá a la “casi autosuficiencia” en materia energética. Según la AIE, el alza programada de la producción de hidrocarburos, pasaría de ochenta y cuatro millones de barriles diarios en 2011 a noventa y siete millones en 2035. Esta alza provendría “completamente, de los gases naturales líquidos y de los recursos no convencionales” (esencialmente el gas y el aceite de esquisto), mientras que la explotación convencional comenzaría a declinar a partir de... 2013.

Extraídos por fractura hidráulica (inyección a presión de una mezcla de agua, de arena y de detergentes industriales, destinada a fisurar la roca para liberar el gas), gracias a la técnica de la perforación horizontal (lo que permite explorar de manera más amplia la capa geológica escogida), estos recursos sólo se obtienen pagando como precio una contaminación masiva del medio ambiente. Pero su explotación en los Estados – Unidos ha implicado la creación de varios cientos de miles de empleos y ofrece la ventaja de proponer una energía abundante y barata. Según el reporte de 2013 “Las perspectivas energéticas: una mirada hacia 2040” publicado por el grupo Exxon Mobil, los estadounidenses se convertirían en exportadores netos de hidrocarburos a partir de 2025 gracias al gas de esquisto, en un contexto de fuerte crecimiento de la demanda mundial de gas.

¿Y si la “revolución de los gases de esquisto” en lugar de fortalecer a una economía mundial convaleciente, estuviese inflando una burbuja especulativa a punto de estallar? La fragilidad de la recuperación así como las experiencias recientes deberían incitar a la prudencia frente a semejante apasionamiento. La economía española, por ejemplo, en un tiempo tan floreciente – cuarta economía de la zona euro en 2008 – , se cae a pedazos a partir del momento en que la burbuja inmobiliaria, a la que ciegamente se enganchaba, estalló sin prevenir. La clase política aprendió poco de la crisis de 2008; y ahora está a punto de repetir los mismos errores en el sector de las energías fósiles.

Una investigación del New York Times de junio de 2011 revelaba ya algunas fisuras en la construcción mediático industrial del “boom” del gas de esquisto, difundiendo las dudas de diversos observadores – geólogos, abogados, analistas de mercados – en cuanto al impacto de lo anunciado por las compañías petroleras. Se sospecha que “sobreestimaron de manera deliberada e incluso ilegal, el rendimiento de sus explotaciones y el volumen de sus yacimientos”.1La extracción del gas a partir de los esquistos del subsuelo, decía el cotidiano, podría resultar menos fácil y más costosa de lo que pretenden las compañías, como lo indican las centenas de correos electrónicos y de documentos intercambiados por los industriales sobre el tema, así como los análisis de datos recogidos en varios miles de pozos.”

A principios de 2012, dos consultores estadounidenses tocaron la alarma en la Petroleum Review, la principal revista de la industria petrolera británica. Al cuestionarse acerca de la “fiabilidad y la durabilidad de los yacimientos estadounidenses de gas de esquisto”, hacen notar que las previsiones de los industriales coinciden con las nuevas reglas de la Securities and Exchange Commission (SEC), organismo federal de control de los mercados financieros. Dichas reglas, adoptadas en 2009 autorizan en efecto, a las compañías, a cifrar sus reservas como bien les parezca, sin que haya verificación alguna por parte de una autoridad independiente.2

Para los industriales, la sobreestimación de los yacimientos de gas de esquisto, les permite hacer pasar a un segundo plano los riesgos relacionados con su explotación. Ahora bien, la fractura hidráulica no sólo tiene efectos dañinos sobre el medio ambiente: también plantea un problema estrictamente económico dado que genera una producción de una duración de vida muy corta. En la revista Nature, un ex-consejero científico del gobierno británico, David King, subraya que el rendimiento de un pozo de gas de esquisto declina en un 60 a 90% al cabo de su primer año de explotación.3

Una caída de rendimiento tan brutal hace obviamente ilusorio todo objetivo de rentabilidad. Tan pronto como una perforación se agota, los operadores deben perforar rápidamente otros para mantener su nivel producción y pagar sus deudas. Cuando la coyuntura es favorable, semejante clavado puede crear un espejismo durante algunos años. Es así como una actividad económica enclenque, la producción de los pozos de gas de esquisto – atónica a largo plazo pero fulgurante en breve – provocó una descenso espectacular de los precios del gas natural en los Estados – Unidos, los cuales pasaron de 7 a 8 dólares por millón de BTU (British Thermal Unit) en 2008, a menos de 3 dólares en 2012.

Los especialistas en inversiones financieras no son tontos. “La economía de la fractura es una economía destructiva, advierte el periodista Wolf Richter en el Business Insider.4 La extracción se devora el capital a una velocidad impresionante dejando a las empresas con una montaña de deudas cuando la producción se derrumba. Para evitar que ese derrumbe afecte sus ingresos, las compañías deben sacar más y más compensando los pozos secos con otros que se secarán mañana. Desafortunadamente un esquema semejante, tarde o temprano, se estrella en el muro de la realidad.”

Arthur Berman, geólogo que trabajó para Amoco (antes de que ésta se fusionase con British Petroleum), se dice sorprendido por el ritmo “increíblemente elevado” con que se secan los pozos. Y evoca el caso del campo de Eagle Ford en Texas – “la madre de todos los campos de aceite de esquisto” – indicando que “el descenso anual de la producción rebasa el 42%”. Para asegurar resultados estables, las compañías van a tener que perforar “casi mil pozos suplementarios cada año en el mismo campo. Es decir, un gasto de 10 a 12 billones de dólares por año... Si sumamos todo, se llega a un monto semejante al del salvamento de la banca en 2008. ¿De dónde van a sacar ese dinero?5

La burbuja de la industria gasera ya tuvo consecuencias en algunas de las más poderosas compañías petroleras del planeta. En junio pasado, el Director General de Exxon Mobil, Rex Tillerson, se quejaba amargamente explicando que el descenso de los precios del gas natural en Estados – Unidos era, en efecto una suerte para los consumidores, pero una maldición para su compañía, la cual ha sido víctima de una baja drástica de sus ingresos. Mientras que, ante sus accionistas, ExxonMobil pretendía aun no haber perdido ni un centavo a causa del gas, el discurso del Sr. Tillerson ante el Council on Foreign Relations (CFR), uno de los think tanks más influyentes del país, era casi para llorar: “Estamos perdiendo hasta la camisa. Ya no ganamos dinero. Todas las cifras están en rojo6

Casi al mismo tiempo, la compañía gasera británica BG Group se veía obligada a una “depreciación de sus activos en el gas natural norteamericano de 1,3 billones de dólares” sinónimo de un “descenso sensible de sus beneficios intermediarios.”7 El 1º de noviembre de 2012 después de que la compañía petrolera Royal Dutch Shell hubiese acumulado tres trimestres de resultados mediocres , con un descenso acumulado de 24 % en el año, el servicio de información del índice bursátil Dow Jones reportó la funesta noticia y se alarmó del “perjuicio” causado al conjunto del sector bursátil por este apasionamiento por el gas de esquisto.

*Publicado originalmente en el periódico mensual francés Le Monde Diplomatique, marzo, 2013, p. 20
** Politólogo, Director del Instituto para la Investigación en Políticas y Desarollo de Brighton, GB
1« Insiders sound an alarm amid a natural gas rush », The New York Times, 25 de junio de 2011
2Ruud Weijermars y Crispian McCredie, « Inflating US shale gas reserves », Petroleum Review, Londres, enero 2012
3James Murray y David King « Climate policy : Oil's tipping point has passed », Nature, nº 481, Londres, 26 de enero de 2012
4Wolf Richter « Dirt cheap natural gas is tearing up the very industry that's producing it » Businnes Insider, Portland 5 de junio de 2012
5« Shale gas will be the next bubble to pop. An interview with Arthur Berman » Oilprice, 12 de noviembre de 2012, http://oilprice.com
6« Exxon : « Losing our shirts » on natural gas » The Wall Street Journal, New York, 27 de junio de 2012
7« US shale gas glut cuts BG Group profits » Financial Times, Londres 26 de julio de 2012

martes, 30 de julio de 2013

¡Votar por el cambio... y sentarse a mirar ( II. La violencia ) !




En mi nota anterior mencionaba que la violencia extrema no es un fenómeno nuevo en México. Sin embargo, esta ha llegado a niveles de países en guerra mientras que el grueso de la población se ha ido acostumbrando tanto a ello que ya se volvió algo prácticamente “banal” o “natural” donde por acción u omisión terminamos participando todos.
Este fenómeno me hace siempre pensar en la metáfora de la rana en la olla a la que le van subiendo tan paulatinamente la temperatura que no se da cuenta, el agua llega a ebullición y la rana se cuece sin enterarse siquiera.
Veamos tan sólo un ejemplo: En los años 70 el escritor Jorge Ibargüengoitia denunciaba en su novela “Las Muertas”


 (llevada luego al cine por Felipe Cazals) un escandaloso caso de trata de personas (de blancas le llamaban en la época) donde tres hermanas apodadas Las Poquianchis mantenían una red de trata protegida por las autoridades de Guanajuato.



(Todo un tema es también el papel de "periódicos" como "Alarma", "El Sol", "El Criollo" etc., en la banalización de la violencia)

El asunto, que seguramente ya en ese entonces no era una excepción, causó escándalo unos días y ya, sin que se supiera nunca hasta qué punto y nivel llegaba la implicación de las autoridades. Pues bien, de entonces a hoy México se ha convertido en uno de los 3 primeros lugares mundiales en trata de personas (niños incluidos) y tiene un pueblo que detenta el “horroroso” título de “Capital Mundial de la Trata de Personas”. En efecto, Tenancingo, Tlaxcala es un pueblo donde la mitad de la población se dedica a la explotación sexual de personas y la otra mitad (incluidas autoridades, la iglesia etc.) lo sabe pero no quiere, o tal vez ya no puede hacer nada.
Pero esto se sabe a nivel internacional y no pasa nada. Existe una legislación que podría ser aplicable en materia de lucha contra la trata pero no lo es y no lo es porque, todo mundo sabe, que encumbrados políticos, empresarios y por supuesto narcotraficantes son consumidores y/o tratantes (recuérdese tan solo el caso del Niño Verde y la chica asesinada en su casa en Quintana roo). En Tenancingo, Tlaxcala (y vaya usted a saber en cuantos pueblos y ciudades más) ya es “normal” que el tratante conocido como Ernesto N., alias “El caimán” descuartice a las chicas “que no se portan bien” y se las dé de comer al cocodrilo que tiene en el patio de su mansión (de ahí el apodo). Son “sólo” unas descuartizadas más que a nadie le importan... 


http://www.eluniversal.com.mx/primera-plana/2013/impreso/el-caiman-terror-de-trabajadoras-sexuales-en-el-df-42583.html

Y por supuesto, ya es “normal” también que los niños en lugar de querer ser médicos o ingenieros, aspiren a ser sicari@s y/o padrotes/madrotas. 

¿Cree usted que esto no tiene relación con Tabasco? ¿Que el aumento en el número y la crueldad en los feminicidios está desconectado de lo que sucede en otras partes del país? ¿Cree usted que eso sólo sucede en Cárdenas? ¿O tal vez hasta que “esas mujeres” se lo buscaron por andar “en malos pasos” (como hubo quien lo sugiriera en redes sociales)? Si su respuesta es positiva a alguna de estas preguntas empiece a preocuparse porque sin duda, como la rana, ya está cerca del punto de cocción y ni siquiera se ha dado cuenta...

jueves, 25 de julio de 2013

¡Votar por el cambio... y sentarse a mirar ( I ) !


¡Votar por el cambio... y sentarse a mirar ( I ) !

Antes que nada quisiera precisar que este texto no busca justificar ni defender a ningún funcionario. El objetivo es tratar de analizar, de la manera más objetiva posible, la realidad que vive hoy el estado de Tabasco y en general México. He denunciado innumerables veces la increíble violencia que se vive en nuestro país, violencia que a menudo no queremos ver y reconocer mientras no toque a la puerta de nuestras casas o nuestras familias. Se piensa erróneamente que “eso” sólo le pasa a los demás, en otros estados, en otros lugares o a personas que necesariamente andan en “malos pasos”. La violencia en México no es algo nuevo. Sin embargo, se ha llegado a un nivel tal que pareciese que no tocaremos fondo sino hasta que el país estalle en mil pedazos. En el origen de la situación hay, entre otras cosas, una relación malsana y perversa entre una sociedad apática y servil y un sistema político autoritario. Si en algunos momentos de nuestra historia las coyunturas permitieron que esa relación malsana pareciese la solución hoy vemos que en realidad sólo nos ha llevado al abismo. Habrán notado que no me referí a un “partido” sino a un “sistema” y en efecto los más de 70 años de control priísta de la vida política del estado y del país hacen que ya ni siquiera es una cuestión de un partido: Es un “sistema cancerígeno” que ha contaminado de manera imperceptible al grueso de la sociedad hasta el tuétano. Hoy, cuando en Tabasco se reclama airadamente ¿dónde está el cambio? Yo me pregunto: ¿son realmente ingenuos, o algo más? ¿en realidad creyeron que décadas de corrupción desaparecerían así como así con la llegada al poder de tal o cual persona? ¿en realidad creen que para que una sociedad cambie basta depositar un voto y sentarse a mirar? Y cuando entre esas personas que exigen y vociferan hay notables priístas, quisiera poder preguntarles: ¿cómo desmontar la podredumbre que USTEDES construyeron durante un siglo en tan sólo unos meses? Que pasen la receta...
Los cambios no se dan de la noche a la mañana ni pueden venir desde lo alto del poder o desde maquinarias burocráticas esclerosadas. Las prácticas de corrupción, violencia, abuso e incompetencia están tan arraigadas que a veces me pregunto si en verdad pueden ser modificadas. Tampoco se trata, como pretenden algunos, de que cada quien cambie de manera aislada y sin exigir un cambio en las prácticas gubernamentales, esto es ingenuo y demagógico. El cambio viene desde una sociedad que exige, que alza la voz, pero que también respeta y predica con el ejemplo. Tal vez uno de los mayores daños que el sistema autoritario provocó a nuestro país es la labor de zapa que realizó destruyendo la confianza. Hoy no podemos confiar en los jueces, ni en la iglesia, ni en los partidos, ni en el mecánico, ni en el plomero, ni en la policía, ni en la ley... pero esa capacidad de confiar no puede ni será nunca restablecida, ni reparada, desde el poder del Estado. Sólo el ciudadano crítico, responsable y bien informado uniéndose a sus pares puede modificar el curso de las cosas pero desafortunadamente no es algo que veremos ocurrir de la noche a la mañana. ¡Es un trabajo de Sísifo! Y a buen entendedor...