lunes, 2 de enero de 2012

La tragedia detrás de los resbalones de Peña Nieto



Los resbalones del candidato Peña Nieto han dado suficiente cuerda para que aún hoy sigan saliendo nuevas bromas sobre el tema. Sin embargo, creo que deteniéndonos un momento, hay varias situaciones realmente trágicas imbricadas, como muñeca rusa, en los sucesos de la FIL de Guadalajara. Trataré de abordar un par de ellas:
  1. Es trágico el bajo nivel académico de buena parte de la clase política del país y esto a pesar de que, en general, son personas que han contado con los medios económicos suficientes no sólo para asistir a las mejores escuelas sino también para tener acceso a alta tecnología, viajes al extranjero etc. Me refiero aquí a una cultura académica general, pues la literatura se vuelve ya “palabras mayores” para ellos. El problema se presenta en la clase política en su conjunto y aunque hay excepciones a la regla, se trata de una ignorancia supina que es síntoma de una enfermedad más grave. Me explico: la enorme corrupción, impunidad y mediocridad en el país hace que incluso en “renombradas” escuelas privadas mexicanas el nivel académico sea muy pobre. Pablo Latapí señaló muchas veces que tenemos décadas de atraso educativo pero, aunado a ello, hay círculos viciosos muy perversos donde los maestros hacen como que enseñan, los alumnos como que aprenden, los padres como que se preocupan y las autoridades como que vigilan. El resultado  es tal que los alumnos terminan con buenos promedios pero en realidad carecen de las herramientas intelectuales mínimas para poder hacer análisis críticos de base y ya ni hablemos de resolver problemas simples. A nivel universitario creo que la cuestión se agrava tratándose de carreras como la de licenciado en derecho aunque sé de buena fuente que ¡llega también a suceder en las facultades de medicina! Y si cree usted que este catastrófico panorama se termina en la licenciatura, se equivoca. En maestría y doctorado persiste, de hecho, difícilmente podría ser de otra manera. A pesar de ser un fenómeno recurrente, la clase política agrava, aun más, su caso porque a menudo son personas que “no tienen tiempo” de asistir a clases, hacer tareas, redactar tesinas y, obvio, mucho menos leer o investigar  pero que sí tienen para pagar a alguien que lo haga por ellos. Entonces, todo mundo sabe que “fulanito” o “menganito” que es diputado (a), secretario (a) o magistrado (a) nunca abrió un libro, pero los llaman pomposamente maestros o doctores. Esa es la tragedia de nuestro México de los dobles discursos, de la doble moral. Un país de mentiras como lo llama Sara Sefchovich.

  2. Otro aspecto trágico fue lo que dijeron las eminencias mediáticas de “Tercer Grado”. Grosso modo : no importa que un candidato no sea un buen lector porque, por un lado, es el nivel “normal” en México y seguramente todos los criticones de las redes sociales son igual o más ignorantes que Peña Nieto (Carlos Marín dixit). Y por el otro, ser un buen lector es irrelevante al momento de gobernar (Denisse Maerker y Cia.)  Veamos las cosas en detalle. En teoría, la democracia como sistema debería, en efecto, permitir que todas y todos los ciudadanos, independientemente de su nivel académico, puedan votar y ser votados. La realidad es otra. Dejando aparte que históricamente se busca que las élites gobernantes tengan una preparación excepcional en diversas áreas (incluyendo la literatura), la complejidad del mundo de hoy hace que quien pretende dirigir a un país necesita tener una gran capacidad para tomar las decisiones más apropiadas. Esa capacidad viene necesariamente de una lucidez que sólo te da la lectura. La capacidad de análisis, de comprensión de los sistemas complejos en los que se encuentra inmerso un mundo globalizado implica saber de derecho, pero también de economía, de sociología, de literatura, de historia y la lista es larga. Conocimientos que no caen del cielo. Como reza el lema de la Universidad de Salamanca: Lo que natura no da, Salamanca no presta... Entonces ¿los comunicadores de Tercer Grado son honestos cuando pedantemente afirman que para gobernar es irrelevante leer? La posición es tan burda que muestra en todo su esplendor la pobreza y miopía de nuestros “analistas”. Aquí lo trágico es que gran parte de la población se queda sólo con ese tipo de "análisis" cuyo único "valor" es que "lo dijeron en la televisión"...