Los
guardianes del Estado de Derecho
Hoy
12 de julio se celebra en México el día del abogado. Como todos los
años habrá discursos, regalos, loas a los destacados juristas, al
Estado de Derecho y la Justicia. Desafortunadamente en México no hay
nada que celebrar. Existen, sin dudarlo, juristas honestos y
brillantes pero son una minoría que lucha desesperadamente por hacer
cambiar las cosas. La verdad es que en México no existe un Estado de
Derecho digno de ese nombre y que muchos de quienes se supone que son
los “Guardianes de ese Estado de Derecho”: los actores o agentes
jurídicos (abogados postulantes, jueces, magistrados, ministros,
profesores de derecho, legisladores) han contribuido por acción u
omisión a preservar un sistema que funciona a velocidades distintas
dependiendo de la persona que se ve confrontada con su engranaje: el
dinero y las influencias políticas son su combustible vital.
Un
engranaje perfectamente aceitado con la corrupción, el influyentismo
y la cerrazón que se destila y reproduce desde las aulas mismas de
las escuelas y facultades de derecho cuyos estudiantes no dudan en
llamar cínica y jocosamente el “Parque
Jurídico”. Parque donde se sigue
pensando que saber derecho es conocerse un código de memoria, dos o
tres malas citas de libros que jamás han leído y alabar a la
autoridad, a la Ley y valores que jamás han respetado.
La imagen del jurista cultivado, que existía quizá hasta principios
del siglo XX en México ha ido dejando su lugar a la del
“abo-gángster” de formación mediocre, de hablar cantinflesco,
nula cultura general, corrupto y políticamente camaleónico.
Paradójicamente, a lo largo y ancho del país han proliferado los
posgrados en Derecho, los cursos, talleres y diplomados. Sin embargo,
el nivel intelectual de la mayoría de los abogados es hoy más
mediocre que nunca y la mayoría de las Barras , Colegios y
Asociaciones de Abogados sigue sirviendo sólo de trampolín político
para unos cuantos.
Hoy, al amparo de legalismos y triquiñuelas jurídicas, estamos en
vísperas de que se consume un golpe más a la ya de por sí abollada
imagen de los juristas. Estamos en la penosa espera de que pseudo
defensores del Estado de Derecho le den una puñalada más a la
Justicia en nombre de conceptos que ellos mismos han vaciado de todo
contenido: apego irrestricto a la Ley, legalidad, Estado de Derecho
etc. Tienen en sus manos recobrar la perdida confianza de los
ciudadanos en el Derecho y sus instituciones o preservar su México
del doble discurso y de la impunidad, de la ley del más fuerte y del
que más puede pagar, aunque el dinero para ello tenga como fuente la
ilegalidad. Temo saber de antemano hacia dónde los van a llevar sus
vacuas conciencias, aunque espero aún equivocarme.
Hoy, en efecto,
no hay nada que celebrar. Pero queda la esperanza de que una
ciudadanía empoderada donde también participan juristas
comprometidos y honestos, logre impedir que sigamos sumidos en la
barbarie jurídica y política y que se comiencen a sentar las bases
de un verdadero Estado de Derecho.
Gracias por compartirnos tu reflexion Sergio misma que compartiré con mis mas cercanos juristas en el circulo familiar...Te envio un abrazo muy especial por que sigues conservando tu esencia profesional y digna
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